martes, 22 de marzo de 2016

Alto Sil 2016 por Rafael Peralta


Tras cuatro meses en barbecho, y aunque siguiendo muy ligado al trail, en este caso desde el otro lado de la barrera, llegó el momento de volver a colocarse un dorsal al pecho para afrontar mi tercera participación en el Trail Alto Sil, con un incentivo psicológico especial, ya que en la edición de 2014 estando inscrito decidí no ir y fue ahí donde comenzó mi largo  sedentarismo deportivo hasta retomarlo después de más de un año.

Como la mayoría de las carreras de Trail, esta comenzó con un viaje en coche, acompañado por mi pareja, esta vez  durmiendo en un colchón y no en el suelo del salón de actos de Santa Cruz del Sil como en anteriores ocasiones, será que con la edad me estoy volviendo más sibarita.

Al llegar mi primera sensación fue el cambio desde 2013 a esta edición,  aunque se sigue intentado mantener de cierta manera la “familiaridad y sencillez”  es casi más postureo que otra cosa, carteles de “Dorsales” escritos a mano sobre un cartón al lado de Stands de ventas de material deportivo de última generación y carísimos sistemas de cámaras para el seguimiento de la carrera en directo vía internet. Es como cuando vas a un bar “moderno” que decoran con palets, bobinas y sillas que ni eran modernas en la época de nuestros abuelos pero te sirven sofisticados Gyn Tonics  de 8€.



Recogí mi dorsal junto al “tosco” sistema de cronometraje, una tarjeta amarrada a la muñeca, y unos particulares regalos, una camiseta idéntica a otras ediciones pero de otro color y con más publicidad, en mi caso de talla S de Woman  (un poco culpa mía por no comprobarlo en el momento),  un pastillero, que  no sé si me llega 10 años tarde o 30 pronto, y que conste que mi cría se lo pasa pipa abriéndolo y cerrando, unos cordones y dos zumos de estos de niños con pajita y todo que caducan en menos de una semana.

Que conste que soy el primero en criticar que la bolsa de corredor encarecen las carreras y esa guerra de quien da más es totalmente  perjudicial para los organizadores, pero… Un pastillero 

 Deduzco que el tema fue a ver que me dan… y ya está, pero  mil opciones baratas y personalizadas para ofrecer antes que un pastillero, una mera anécdota pues cuando estoy en carrera bastante poco me importa la bolsa de corredor pero me llamo la atención y más en una carrera con esta fama.
Tras una excelente noche de cortos y tapas por Ponferrada muy bien acompañado tomé rumbo en solitario  hacia Santa Cruz, aun no soy capaz de engañar tanto a Lorena como para que se levante a las siete de la mañana para verme correr.

Como otras veces, un gran detalle de la organización el ofrecernos un desayuno en la plaza a los corredores, tome una manzanilla para intentar reposar un poco el estomago, que entre la noche anterior de degustación gastronómica del Bierzo y  los propios nervios no conseguía asentarme.


Momento previos a la salida (fuente JM Menendez)



Tras el ritual  de fotos con los compañeros de equipo (una pena que estuviéramos tan pocos pero esto de que la primera carrera sea al inscribirse es lo que tiene). Entré muy tarde al cajón de salida, apenas 5 minutos de que dieran la salida, muchísima participación como ya es habitual en todas las carreras de Trail, no me gusta salir tan atrás pero el que no espabila es lo que le queda.

Los primeros metros muy lentos, la salida cuesta arriba y desde donde yo había comenzado  ya muchos corredores usaban los bastones para avanzar que hacía aun más complicado abrirse camino para adelantar, cuando el terreno me lo permitió comencé a ganar posiciones. Hice una subida muy cómoda, me encontraba muy bien pero como siempre una mosca detrás de la oreja que me hacía pensar que en unos kilómetros esa fuerza mermaría y me convertiría en un cadáver andante como en numerosas ocasiones me ha ocurrido en este deporte.

Primera subida dura (fuente S@maur)

La primera bajada, tal vez por falta de confianza, o por falta de un par de…. buenas suelas, perdí  tiempo y posiciones, no me sentía seguro, suspiré de alivio cuando el terreno allano y más cuando volvimos a tomar altura.
Según transcurrían los kilómetros me sentía más confiado, esa sensación mental de que en cualquier momento podría romper se me pasaba según veía como adelantaba posiciones de corredores que hasta hace bien poco ya no les veía ni la estela en las carreras.

La llegada a Páramo, después de una larga pateada de hormigón, fue como siempre un lujo, muchísima gente animando, que además al ir cerca de la guerra entre la tercera y cuarta posición de la categoría femenina siempre se oía más ánimos, vale que no eran para mí, pero me animaba igual, por momentos me decía a mi mismo… venga Katy, luego ya me di cuenta que yo no me llamo Katy (corredora local con la que me cruce muchas veces en el  recorrido y todos conocían).

Con ánimos o sin ellos llegué a larga subida hacia la Campona, la verdad que exceptuando los dos últimos kilómetros de nieve que me resulto muy tedioso seguir el trenecito de corredores que seguíamos la huella ya marcada ( no me gusta nada ese terreno), disfrute un montón, no perdía posiciones como suelo hacer ya a esas alturas de carrera, y sabía que desde el kilómetro 17 en adelante prácticamente la carrera estaba hecha.

La bajada hacia Primout la disfrute como un enano, había mucha menos nieve que otros años que casi hasta la llegada al pueblo se pisaba sobre blanco, de nuevo también mucha animación por esa zona.
Los siguientes kilómetros a la vera y por el río me pasaron muy rápido, casi  a ritmos de carrera de atletismo, me encontraba bien, el terreno era bueno y el clima acompañaba, que más se podía pedir.

Parte llana del recorrido (fuente C.Corujo)

Comenzamos a subir el famoso Pico Negro, la típica sorpresa de  final de carrera que nos regalan los organizadores cuando más cansado está uno, fue para mí  una de las subidas más duras, más que por la propia subida por el estado que se llega a ese punto, no pude evitar aprovechar la orografía del terreno para mirar por el retrovisor y ver si algún compañero de equipo me seguía de cerca, y sinceramente no para esperarle si no para acelerar más.
Una vez coronado el Pico Negro, otras largas y rápidas pistas de sube y bajas, que continuamente nos cruzamos con el río y así poder llegar con los pies limpios a meta.

Los últimos metros creo que cambiaron el recorrido ya que yo recuerdo llegar a meta cuesta abajo y ahora era una subida, y como siempre intento hacer acabé echando todo lo que me quedaba. Tiempo final 3h 57 minutos, rompiendo la barrear psicológica de las 4h que no se porque mucha gente se marcaba, yo sinceramente en ningún momento de la carrera era consciente del tiempo que llevaba, ya que en mi caso el saberlo no me hace favor si no al revés.

Llegando a Meta (fuente Luis Lastra)
Respecto a la carrera, técnicamente perfecto marcaje, puede gustar más o menos el recorrido, pero es casi imposible perderse, números avituallamientos lo que me permitió correr sin mochila de hidratación (me encanta correr sin mochila), si algo que poner un “PERO”, es el tema de las duchas, que aunque se intentó mejorar con el sistema de duchas móviles para no tener que desplazarse en coche, creo que había terreno suficiente para haber puesto dos vestuarios uno para hombres y otro para mujeres, o en todo caso dar la opción como otros años de poder ducharse en un polideportivo o como antaño en los vestuarios de la Mina.

Y respecto a mi, mejoré mi última participación, además conseguí acabar con ganas de más, de más kilómetros de mas competición, sin los percances comunes en mi de tobillos torcidos y media carrera de calambres, solo las típicas agujetas del Lunes y la sensación de que por fin puedo decir que vuelvo a disfrutar compitiendo...

Por Rafael Peralta




1 comentario:

  1. Da gusto ver cómo piensan en nosotros (los corredores) y nos pasan por ríos para estar limpitos una vez en meta xD

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